A partir de 1968, derivado del trabajo para ayudar al despertar a México realizado por Regina y los cuatro guardianes de las principales tradiciones, el bosque sagrado de Chapultepec volvió a ser un Calmecac, un lugar de conocimiento donde se imparten elevadas enseñanzas para ampliar la consciencia.
Desde entonces múltiples hombres y mujeres, auténticos mexicanos y mexicanas, han contribuido a recuperar la sacralidad del bosque.
Entre ellos se encuentran aquellos que por más de treinta años han colaborado y participado para sostener de manera permanente el trabajo ritual del Taller de Investigación Teatral (TIT de la UNAM).
Desde entonces múltiples hombres y mujeres, auténticos mexicanos y mexicanas, han contribuido a recuperar la sacralidad del bosque.
Entre ellos se encuentran aquellos que por más de treinta años han colaborado y participado para sostener de manera permanente el trabajo ritual del Taller de Investigación Teatral (TIT de la UNAM).
Son muchos los que han nutrido el elevado conocimiento custodiado por el Taller, entre ellos se encuentran Carlos Castaneda, Jacobo Grinberg y muchos, muchos más.
En este espacio de teatro y danza sagrados, se actualiza y resurge el ancestral conocimiento de México, nutrido y revitalizado por el milenario conocimiento del Tibet.
Allí cobra vida semana a semana, la danza Mexicano-Tibetana “Citlalmina”, surgida de la fusión con la danza “Sombrero negro” que fuera utilizada alrededor del siglo VIII por Padma Sambava, el segundo Budah, para despertar al Tibet. Misma que fuera traída a nuestra tierra con autorización del propio décimo cuarto Dalai Lama, Tenzin Gyatso, y que fuera integrada a la contraparte mexicana con el consentimiento de los supremos guardianes de tradición de estas tierras, en cumplimiento con el milenario y cíclico compromiso, existente entre el Tibet y México, de velar por el despertar de la humanidad.
Así surge la danza sagrada CITLALMINA, hermanada en propósito con las danzas de Gurdieff, así como con las danzas sagradas de las diferentes culturas de cada uno de los siete chakras del planeta.
Las diversas actividades que se llevan a cabo en el calmecac, son fuente de intento, pleno de energía espiritual, que nutre de consciencia a la joven nueva cultura nacida ya en nuestra tierra, en Me Xihc Co.
Danzas sagradas de la cinta “Encuentros con hombres notables” (fragmento)
Allí cobra vida semana a semana, la danza Mexicano-Tibetana “Citlalmina”, surgida de la fusión con la danza “Sombrero negro” que fuera utilizada alrededor del siglo VIII por Padma Sambava, el segundo Budah, para despertar al Tibet. Misma que fuera traída a nuestra tierra con autorización del propio décimo cuarto Dalai Lama, Tenzin Gyatso, y que fuera integrada a la contraparte mexicana con el consentimiento de los supremos guardianes de tradición de estas tierras, en cumplimiento con el milenario y cíclico compromiso, existente entre el Tibet y México, de velar por el despertar de la humanidad.
Así surge la danza sagrada CITLALMINA, hermanada en propósito con las danzas de Gurdieff, así como con las danzas sagradas de las diferentes culturas de cada uno de los siete chakras del planeta.
Las diversas actividades que se llevan a cabo en el calmecac, son fuente de intento, pleno de energía espiritual, que nutre de consciencia a la joven nueva cultura nacida ya en nuestra tierra, en Me Xihc Co.
Danzas sagradas de la cinta “Encuentros con hombres notables” (fragmento)
